Con el corazón en un puño. Así ha compuesto Gian Marco Zignago "La madera del alma". Despojado de sus más certeras armas, la guitarra y el micrófono, entrega al público estas palabras sin canción, ideas desnudas abocadas al vértigo de la hoja en blanco. Como un orfebre, el autor ha desprendido las volutas de la corteza en un apasionante viaje interior cuyo inevitable destino es la esencia, la savia del alma.