Tanto los tratados históricos de Voltaire (1694-1778), como sus ensayos dirigidos contra la superstición, la intolerancia y el fanatismo, resultan difícilmente disociables de sus relatos filosóficos. Las narraciones volterianas son ciertamente paradigmáticas de ese estilo literario, tanto por la intensidad que los propósitos pedagógicos de la Ilustración alcanzan en sus páginas, como por la armonía con que se ensamblan la forma y el fondo, el argumento y la finalidad ejemplificadoras.