Cuando Por favor, rebobinar se publicó por primera vez en 1994, Alberto Fuguet ya tenía un nombre en el «mundillo literario» por la controversia y las grandes ventas que obtuvo con sus primeros libros. No fue el caso de Por favor..., una novela maldita y mutilada que tuvo una lectura equívoca. Quizás por haberse lanzado de una manera torpe, por miedos y autocensuras, quizás por malentendidos con el editor, quizás por ser la historia de una generación perdida en un mundo que aún no existía, pero que ya se avizoraba: uno digital y completamente globalizado.